Ilustración fotográfica de: Ernesto Elizarraraz

“El DREAM Act es el gran sueño de las personas que han trabajado duro en este país para lograr sus metas”, dice Beatriz, quien solicitará su ingreso a la maestría en febrero.

Tres estudiantes de posgrado luchan por sus sueños

Beatriz, Consuelo y Rogelio son estudiantes indocumentados que ya estudiaron una carrera en CSUN. Sin embargo, ellos no tienen la opción de ejercer sus profesiones porque no tienen documentos.

Por ello, los tres han decidido regresar a la escuela a estudiar un posgrado y a seguir luchando por su sueño, que el Acta para el Desarrollo, Alivio y Educación para menores extranjeros, conocida como DREAM Act o el Acta del Sueño,  sea aprobada.

Beatriz llegó con su madre y hermana a Estados Unidos en 1999. A sus 24 años ya tiene un título de CSUN y este semestre ha seguido tomando cursos sobre el desarrollo infantil con el objetivo de matricularse en la maestría. Como Beatriz no puede trabajar legalmente en una escuela, es tutora  privada de estudiantes de primaria.

“El DREAM Act es el gran sueño de las personas que han trabajado duro en este país para lograr sus metas”, dice Beatriz, quien solicitará su ingreso a la maestría en febrero.

Beatriz dice que se sentía extraña con el cambio muy grande al llegar aquí y que le costó aprender inglés.
“Había personas que me hacían sentir como que era ignorante simplemente porque era latina”.

Como Beatriz, Consuelo inmigró a Estados Unidos antes del 2000. El propósito era venir de vacaciones, pero la oportunidad de una vida mejor resultó en su permanencia en el país.

Recuerda cómo a sus 14 años no sabía ni una sola palabra de inglés. Ahora, Consuelo ya tiene su título universitario en ingeniería biomédica. Después de su graduación de la universidad, no pudo buscar trabajo. Ahora volvió al estudio y está tomando cursos para su maestría.

“Nos enfocamos en lo positivo y todos trabajamos para una misma meta”, dice Consuelo.

Rogelio también tiene una meta. Después de graduarse de Canoga Park High School, localizada en el valle de San Fernando, se matriculó en CSUN. Ya lleva seis años tomando cursos y está por de completar su segunda maestría en ingeniería especializada en carros de carrera.

Rogelio dice: “como no podemos trabajar, seguimos estudiando. Estamos esperando para que todo sea posible”.

Él ve diferencias entre estudiantes sin papeles y los que tienen residencia y ciudadanía. Esa diferencia la ve en su propia casa. Vive con sus papás, su hermana y su hermano. Su hermano, el menor de los tres, es nacido en Estados Unidos.

“Mi hermano tiene la ventaja de recibir ayuda financiera del gobierno y puede trabajar, y mi hermana está en la misma situación que yo”.

Su hermana, estudiante de UCLA,  lo inspiró en involucrarse en Dreams To Be Heard, una organización estudiantil en ciernes de estudiantes inmigrantes de CSUN.

Rogelio dice que conoce muchos estudiantes que desperdician esa ayuda y compran hasta el celular de último modelo. Para pagar su matrícula, Rogelio consigue un trabajo durante el verano por medio de amigos y familiares. Por ahora trabaja en la parte administrativa en el negocio de una amiga.

Asegura: “mi sueño de tener mi propia empresa se va a realizar”.

Rogelio, Consuelo y Beatriz mandan correos electronicos diariamente a los senadores de los Estaos Unidos y envían faxes con los currículos de estudiantes con cualidades destacadas que no tienen documentos.

“Con que una persona lo entienda todos los días, es suficiente", dice Consuelo.