Los jornaleros en riesgo de contraer el VIH
Por Adolfo Flores
El Nuevo Sol, 23 de mayo de 2007
(English Version Included)
Cuando una persona se acerca a los jornaleros, ellos se reúnen alrededor de ella como un enjambre con la esperanza de conseguir una oportunidad para trabajar. La mayoría de veces estos trabajos incluyen pintura, construcción o carpintería, pero a veces el trabajo es en otro rubro: sexo.
"Han llegado personas que le ofrecen a uno dinero por sexo", dijo Hugo Guerrero, un jornalero jalisciense de 29 años.
Guerrero cuenta que una vez una señora le ofreció $3,000 por hacer un video pornográfico con ella. Rechazó la oferta, pero dice que esas propuestas son comunes.
Hombres y mujeres van a lugares donde hay jornaleros para solicitarles servicios sexuales. Algunos aceptan las ofertas y otros las rechazan, pero en una sociedad afectada por una epidemia de sida y VIH es importante que ellos también estén informados sobre los riesgos que toman y las distintas maneras que existen para protegerse.
La organización Bienestar, dedicada a la educación, prevención y tratamiento del VIH y sida en la comunidad latina, tiene un programa dedicado específicamente a los jornaleros.
Víctor Martínez, director de la organización en Hollywood, notó durante estas actividades del programa de Bienestar, que había muchos jornaleros que tenían sexo con hombres por dinero o por otros motivos.
“Acabando el día llegaban personas, otros hombres, ofreciendo trabajo”, dijo Martínez, “pero una vez que los levantaban, les ofrecían más dinero por servicios sexuales”.
Después de darse cuenta de esto, Martínez condujo una investigación con Frank H. Galván, investigador de la Universidad de Medicina y Ciencia Charles R. Drew, titulado: Latino Day Laborers' HIV Risk in Targeted Geographical Areas (El riesgo del VIH en jornaleros latinos en áreas geográficas específicas).
“Lo que encontramos es que este grupo sabe los riesgos del VIH a pesar que su nivel educativo es muy bajo”, comentó Martínez. “Sabían cómo protegerse; sin embargo, algunos seguían reportando actividades riesgosas”.
Al respecto, Guerrero reconoció la importancia de usar un “globo” (condón) y de hacerse la prueba del VIH y sida a tiempo.
De los 450 jornaleros que fueron entrevistados para la investigación, casi 40 por ciento indicaron que fueron solicitados para servicios sexuales. De esos, 9.4 por ciento aceptaron la oferta.
Tomando en cuenta que la falta de educación no es el factor mayor, Martínez dijo que se puede deducir que la tasa de contagio entre jornaleros es influida por el aislamiento social y la falta de apoyo de la sociedad.
En este sentido, Bienestar también trata de brindarles apoyo.
“Cuando una persona se siente sola, o se siente como que no le importa a nadie más, el protegerse puede quedar en segundo lugar”, agregó Martínez.
La investigación explica que los jornaleros tienen un alto riesgo de ser infectados porque un gran numeró de ellos son buscados por servicios sexuales y varios de ellos aceptan la oferta, a pesar de que conocen los riesgos.
La mayoría de los que aceptan, lo hacen por razones económicas y un porcentaje importante indicó su participación en actividades sexuales riesgosas.
Además, la investigación también reportó que los jornaleros con más probabilidades de aceptar las ofertas de prostitución tienden a ser drogadictos y que han sido jornaleros por cinco años o más.
“Lo más importante es reiterar que el VIH sigue impactando a la comunidad latina y recordar que el VIH es 100 por ciento prevenible siempre y cuando sepamos cómo hacerlo y tener apoyo de cómo protegernos”, dijo Martínez.
Por otro lado, Antonio Zárate, un jornalero mexicano de 30 años, dice que la razón por la que los jornaleros se prostituyen es porque les gusta. “[Tienen] mentes débiles, mentes variables”, dijo al respecto.
Iván Sánchez, de 32 años, lleva dos años y medio trabajando en el programa dirigido a los jornaleros. Los involucrados en el programa van a lugares donde usualmente se juntan jornaleros y les ofrecen exámenes del VIH rápidos, condones gratis, educación sobre el sida y sobre las maneras de protegerse.
“Nosotros en Bienestar pensamos que es muy importante ayudar a esa parte de la comunidad”, comentó Sánchez sobre los jornaleros.
Según Sánchez, muchas veces la razón por la que los jornaleros se prostituyen es porque no encuentran trabajo durante el día y tienen que aceptar dinero cuando alguien se los propone. También comentó que a pesar de que varios jornaleros tienen relaciones sexuales con otros hombres, estos no se identifican como homosexuales.
“Ya sea porque él es el que va a estar penetrando o recibiendo sexo oral”, dijo Sánchez.
Bienestar conduce este programa dirigido los jornaleros dos veces al mes. Empieza a las siete de la mañana y viajan en una unidad móvil. Llevan café, galletas y donas, para hacer más fácil la interacción.
Comienzan hablándoles de sexo, sida, VIH y otras enfermedades venéreas. También llevan fotos que muestran los efectos de las enfermedades venéreas para enseñarles lo que pueden contraer.
Los trabajadores del programa también les hacen un cuestionario a los jornaleros, y según sus respuestas deciden si deben hacerse el examen del VIH. Ellos ofrecen un examen rápido, dando los resultados en veinte minutos.
“No queremos que este tipo de inmigrante se vuelva una carga para este país”, dijo Sánchez. “Nosotros en Latinoamérica nunca hablamos acerca del sexo. Siempre nos cohibimos con el ‘qué dirán’”.
Joe Móntez, de 24 años, trabajó junto a Sánchez en el programa de los jornaleros. Para él, el objetivo de Bienestar no es juzgar ni criticar a la gente, sino educarlos sobre cómo protegerse.
“No vamos y damos opiniones de cómo la gente debe actuar”, dijo.
Móntez ve el fruto de su labor cuando alguien con quien conversó va a Bienestar y pide condones. Algunos le dan las gracias y otros le dicen que desde que hablaron con él empezaron a usar condones.
“Tengo esperanza que la comunidad latina sepa sobre el tema en cuestión y no juzguen. Que sepan que es un verdadero problema”, concluyó Móntez.
ENGLISH VERSION
Day laborers risk contracting HIV
By Adolfo Flores
El Nuevo Sol, May 23, 2007
When a person approaches day laborers, they swarm around one with the hope of getting an opportunity to work. For the most part these jobs include painting, construction or carpentry, but sometimes the job is of another kind: sex.
“People have come and offered us money for sex,” said Hugo Guerrero, a 29-year-old day laborer from Jalisco, before recounting how once a woman offered him $3,000 to do a porn video. He declined the offer, but said these offers are not rare.
Men and women go to places where there are day laborers to solicit sexual services. Some accept these offers and others turn them down, but in a society affected by the HIV and AIDS epidemic it’s important that they are informed on the risks they take and the distinctive ways that exist to protect themselves.
Bienestar is an organization devoted to educating, preventing and treating HIV and AIDS in the Latino community. It has a program geared specifically towards day laborers.
Víctor Martínez, director of Bienestar’s Hollywood offices, noted during the activities of the program that there were a lot of day laborers that had sex with men for money or other motives.
“As the day ended people would come, other men, offering work,” Martínez said. “But once they picked them up, they would offer them more money for sexual services.”
After realizing this, Martínez conducted an investigation with Frank H. Galvan, a researcher at the Charles R. Drew University of Medicine and Science, titled “Latino Day Laborers’ HIV Risk in Targeted Geographical Areas.”
“What we found was that this group knew the risks of HIV even though their education level was very low,” Martinez said. “They knew how to protect themselves; yet, some reported risky behaviors.”
Guerrero recognized the importance of using a “globo” (condom) and of taking an HIV test regularly.
Of the 450 day laborers that were interviewed for the investigation, almost 40 percent indicated that they were solicited for sexual services. Of those, 9.4 percent accepted the offer.
Martinez believes the infection levels within day laborers are influenced by their social isolation and the lack of support from society instead of their low schooling.
For this reason, Bienestar attempts to give them some support.
“When a person feels lonely, or they feel as if they’re of no importance to anyone, protecting oneself can be secondary,” Martinez said.
According to the investigation, day laborers accept sex offers for economic reasons, and the majority are drug addicts and have been day laborers for five or more years.
Ivan Sanchez, 32, has two and a half years working in Bienestar’s program. Those involved travel to places where day laborers usually gather to offer them rapid HIV exams, free condoms and education about HIV prevention.
“We at Bienestar think that it’s very important to help the community,” Sanchez said.
According to Sanchez, many times the reason day laborers engage in prostitution is because they don’t find work during the day and they have to accept money whenever someone proposes it. He also noted that even though various day laborers have sex with men, they don’t consider themselves homosexuals.
“This is because it is he who is penetrating or receiving oral sex.”
Bienestar conducts this program for day laborers twice a month. It begins at seven in the morning, and field workers travel in a mobile unit. They take coffee, cookies and doughnuts to make the interaction with day laborers easier.
They talk about sex, AIDS, HIV and STDs. Also, day Laborers are shown photographs that demonstrate the effects of these diseases.
Using a questionnaire, the field workers decide if a day laborer should take an HIV exam. They offer a rapid exam, giving day laborers their results in twenty minutes.
“We in Latin America never talk about sex,” Sanchez said. We’re always overly concerned with ‘what will others say’.”
Joe Montez, 24, works alongside Sanchez in the day laborer program. For him the objective of Bienestar is not to judge or criticize people, but to educate them as to how to protect themselves.
“We don’t go in there and give opinions as to how people should live,” he said.
Montez sees the fruit of his labor when someone with whom he’s conversed with goes to Bienestar and asks for condoms. Some say thanks, and others say that since they’ve spoken with him they’ve started using condoms.
“I hope the Latino community would learn about this issue without judging—that they would realize that this is a real problem,” Montez said.