El sueño de muchos estudiantes fue rechazado otra vez
Por: Cynthia Gómez
Nuevamente el Senado cometió el error de no pasar un proyecto de ley que hubiera permitido obtener estatus legal a miles de jóvenes que vinieron a los Estados Unidos acompañando a sus padres como inmigrantes indocumentados. Aunque yo misma estuve en contra del DREAM Act por tiempo, me he dado cuenta de algunas cosas a las que el Senado y la nación le deben prestar más atención.
Según el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, aproximadamente 65,000 estudiantes indocumentados se gradúan de secundaria cada año, y muchos de ellos demuestran deseo y aptitudes para obtener una educación superior. Si solamente va a haber un incremento de niños indocumentados en los siguientes años y no podemos enviar a todos estos jóvenes de regreso a sus países, ¿no sería mejor que puedan graduarse de la universidad, obtener buenos trabajos y ayudar a nuestra alicaída economía?
Cálculos recientes del censo nacional muestran que 36.5 millones de personas vivieron en pobreza en EE.UU. en el 2006, de los cuales el 19% no son ciudadanos del país. Sería interesante saber cuantos estudiantes indocumentados viven bajo esos parámetros de pobreza, y aún así luchan por sus sueños de obtener una mejor educación.
La versión de La Cámara de Representantes hubiera eliminado la medida preventiva federal que disuade a los estados de proporcionar matrículas estatales a sus residentes indocumentados, y le devolvería completa autoridad a los estados para determinar los costos de las universidades y colegios estatales. Aunque el DREAM Act ha sido rechazado los últimos cinco años por el Senado, sigue vigente en la discusión política porque cuenta con muchos partidarios que lo apoyan.
Entre los requisitos para calificar y beneficiarse de esta ley, los inmigrantes indocumentados tienen que haber vivido por lo menos cinco años en el país, haber entrado al país antes de los 15 años y ser menor de 30 cuando el DREAM Acto fue aprobado. Una vez que un estudiante se gradúa de la secundaria, podrá aplicar para un estatus condicional de seis años de residencia legal. Durante ese periodo, se estipula que el estudiante completará por lo menos dos años de una licenciatura o hará servicio militar. La residencia permanente sería concedida al final del periodo de seis años si el estudiante ha cumplido con estos requisitos, no tiene un record criminal y mantiene un “buen carácter moral”.
No sería premiar “conducta ilegal”, como Mitch McConnell, líder Republicano del Senado, dijo hace poco en una entrevista para New York Times, sino darle solamente la oportunidad de lograr sus metas profesionales a cientos de miles de personas que cumplan con estos requisitos.
El Senador Richard J. Durbin de Illinois ha sido el principal apoyo del DREAM Act, que fue rechazado el pasado 24 de octubre, como los últimos cinco años. En una entrevista para Los Angeles Times, Durbin enfatizó que la legislación hubiera ayudado cientos de miles de niños. “Algunas de sus historias son conmovedoras. Algunos no conocen otro país, otro idioma y ahora nuestro gobierno esta diciéndoles que se vayan”, comentó Durbin.
Justamente es eso lo que muchos de estos estudiantes temen. El intenso debate de esta propuesta ha causado controversia porque toca temas de inmigración, educación y, según algunos, discriminación.
Por otro lado, la propuesta estatal DREAM Act, SB1, que hubiera dado ayuda financiera a estudiantes AB 540, también fue rechazada por el Gobernador Arnold Schwarzenegger el pasado 13 de octubre. Además, nuestro senado estudiantil rechazó recientemente una resolución que hubiera apoyado el DREAM Act y permitido hacer disponible ayuda financiera a los estudiantes indocumentados en CSUN.
Si la medida no hubiera hecho ningún daño a los ciudadanos o residentes de EE.UU. Entonces ¿por qué ni siquiera pasó en nuestro senado estudiantil? Como cualquier otra persona, estos estudiantes indocumentados tienen derecho a superarse y cumplir sus objetivos personales.
“El Dream act beneficia un grupo de estudiantes castigados por los errores que sus padres hicieron”, dijo Adam Haverstock, presidente del senado estudiantil, quien lamentó que la propuesta no fuera aprobada. “Ellos no tomaron la decisión de venir a este país ilegalmente”.
Hasta que los políticos no se den cuenta del error que es no aprobar esta ley, nuestra economía continuará empeorando y estos cientos de miles de estudiantes perderán la esperanza de recibir una educación universitaria. Es necesario que este país le preste más atención a la educación de futuras generaciones, ya que esa es una de las muchas medidas que debemos tomar para mejorar nuestra calidad de vida.
El rechazo del Senado, el Gobernador Schwarzenegger y nuestro senado estudiantil demuestran claramente lo mucho que estamos preocupados por la educación en este país. ¿Por qué deben ser castigados los hijos de padres indocumentados? No son criminales. Sólo desean cumplir sus sueños, obtener una licenciatura y aportar al país, como el resto de nosotros.
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